lunes, 24 de marzo de 2014

Doblepensar en Venezuela

El gobierno venezolano se ha dedicado una vez más a satanizar las acciones de sus opositores hasta el punto en el que ni ellos mismos saben que pensar. El chavismo ha ido perfeccionando sus tácticas de división a medida que pasa el tiempo. Al principio era sencillo: chavistas y opositores. Luego, chavistas, opositores, ni-nis. Luego, chavistas radicales, chavistas light, ni-nis, opositores, opositores radicales. En este momento tenemos: colectivos, chavistas radicales, chavistas light, enchufados, boliricos, maduristas, post ni-nis, opositores, opositores radicales, caprilistas, mariacorinistas, leopoldistas, estudiantes guarimberos, estudiantes no-guarimberos. Es como doblar un papel por la mitad indefinidamente. En unos meses supongo que habrán tantos grupos como habitantes en Venezuela.

Y mientras la gente trata de decidir en qué bando está, o dedica parte de su tiempo a analizar y a criticar a los otros bandos, el país se va desbaratando. Que si eres chavista o post ni-ni, poco importa: el látigo de la inflación te come el sueldo inexorablemente. Que si estás de acuerdo o no con las guarimbas, no va a cambiar el hecho de que igualito te sale un paquete de jabón semanal y tus dos o tres horas de cola en el supermercado, sea mercal o Gamma de La Tahona. Que si te gusta más el estilo blandengue de Capriles, el estilo mártir de Leopoldo o las ocho bolas que dicen que tiene María Corina, no hace ninguna diferencia a la hora de que te peguen un tiro para robarte el celular o la miserable quincena de este mes. 

Una de las cosas que he notado con más fuerza en los últimos dos años es como la gente termina repitiendo lo que el gobierno les machaca. Supongo que es inevitable, dado su alto e inevitable impacto comunicacional. Tampoco es que el chavismo está descubriendo el agua tibia con estos métodos. Un ejemplo: los "raspacupos". De nada sirve la certeza de que los problemas económicos del país se deben a la mala gestión gubernamental. Eventualmente, después de un rato de campaña del gobierno, escuché a varios de mis conocidos, incluyendo mi familia y amigos, deslizar casualmente en una conversación cosas como "bueno, pero es que la gente también es viva vale, si no estuvieran raspando cupos yo todavía tendría mi cupito CADIVI completo para viajar". En noviembre, dentro de la alarma general producida por los atracos organizados a los negocios venezolanos (ahora llamado "el Dakazo"), escuché y leí cosas como: "bueno, bien hecho, también esos cdsm son unos ladrones". Y de un brochazo, borraron toda la ineptitud del gobierno, se pasaron por el culo todas las leyes de la economía, y se apegaron a la versión del gobierno de que no es culpa de los controles de precios, de importaciones y de cambio, de la ausencia total de seguridad jurídica, de las trabas a la producción y a la importación, de la impuntualidad/ausencia de pago a los proveedores internacionales, sino de los comerciantes que simplemente se apegan a la ley de oferta y demanda. Bien, supongo que algún día quitarán también los semáforos, y cuando las calles sean una culebra mecánica de carros atrapados en el caos, le echarán la culpa a los que se comen la luz. 

Una buena parte de los venezolanos, de todos los lados, se han dedicado en los últimos meses a hablar de amor, de paz, de unión, de inclusión. Mi opinión es que ese momento de inclusión y entendimiento ya pasó, lo dejamos atrás hace varios años. Lo que digan los chavistas? Lo lamento, pero eso ya no importa. Que van a bajar los barrios? Que terminen de bajar pues. Lo que digan las viejas que hablan de fe mientras rezan un rosario detrás del otro? Tampoco importa. Lo que dicen los cretinos de Zurda Conducta? Menos. Que si Capriles o López? Es irrelevante. La opinión personal, la diferencia de criterios, la inclinación política solo son relevantes cuando se trata de una democracia: en este caso maravilloso, cada quien va a votar y listo, al final se sabría quienes son más y a donde se inclina la balanza. Sin embargo, Venezuela, por más que nos traten de confundir, no está gobernada por una democracia. Si acaso, está en una dictadura de la mayoría (oclocracia), con un estado fascista que identifica como enemigo a quien no lo reconozca y acepte con absoluta veneración, y que usa el "doublethink" (*) y "doublespeak" (**) como sus más efectivas armas. (Les suplico, si no han leído 1984 de George Orwell, este es el momento).

No se puede hablar de democracia si no hay separación de los poderes públicos, si el ejército no defiende al ciudadano sino al partido, si el estado es dueño de todos los recursos, si no hay libertad de expresión ni de protesta, si el sistema electoral está viciado. No hablemos de la incomprobable trampa en el momento de contar: hablemos del proceso. El estado tiene control absoluto de todos los recursos del país y los usa descaradamente como una ventaja en su campaña, mientras mantiene un duro control sobre la campaña opositora. Este es el gobierno más populista que ha existido en la historia venezolana. Al mismo tiempo mantiene un férreo dominio sobre los medios de comunicación, usando siempre como excusa el bien común. Las cortes ejecutan órdenes presidenciales, y el presidente tiene superpoderes que le permite tomar decisiones sin consulta previa, como si el país estuviera en guerra. En las últimas elecciones, que se ganaron por un márgen mínimo, los resultados fueron dados como irreversibles sin haber recibido los votos del exterior, por dar un ejemplo chiquito. Pero la gente insiste en seguir votando, en rezar y tener fe y en dialogar y en incluir. No se quejen ahora de que los demás países consideren el gobierno como legítimo y de que la OEA y demás organismos internacionales no tomen decisiones.

Mi conclusión, por lo tanto, es que todo esto de resolver los problemas con amor, y con diálogo, y con rezos, y con velitas prendidas, no sirve para nada, ni a corto ni a mediano plazo. He escuchado todas las versiones y en todas se habla de "convencer al pueblo", porque con el gobierno evidentemente no existe el diálogo. Y de qué sirve hablar con el pueblo, pregunto yo? Si la misma oposición está siendo adoctrinada, hasta donde llega esto en un barrio pintadito de rojo por allá Petare adentro? Donde solo hay fotos de Chavez y de Fidel y del Che? Donde los niñitos pintan en pre-escolar caritas del comandante y los adultos creen que lo que comen es gracias al régimen porque es lo que llevan quice años escuchando? Mientras convencen a uno, ya el estado produjo 500 nuevos, fresquitos, listos para repetir como loros lo que les soplan al oído una y otra vez. De qué me sirve a mi convencer a la doñita del kiosko de que está equivocada, si el gobierno reprime a golpes y a tiros cualquier intento de queja? Cuantas doñitas hay que convencer para que Maduro y su combo dejen sus planes de revolucionarios cubanos de los 70's y encaminen nuevamente a Venezuela hacia el progreso? Las pueden convencer a todas, y seguirá siendo demasiado tarde. Si no me creen, lean un poco de la situación actual del pueblo cubano y disfruten del mar de felicidad de coincidencias y lugares comunes entre los dos países (http://yusnaby.com/)

Yo digo que para incluir a todos, y para hablar de pluralidad y diversidad de opiniones y de todas estas cosas bonitas que son simplemente fantasías en el contexto de una dictadura, primero quitas la dictadura y después incluyes. No al revés. Primero resolvamos el 56% de inflación, 21% de escasez, 25.000 muertos al año, 100% de devaluación de la divisa cada media hora, separación de poderes, libertad económica, seguridad personal y jurídica, etc etc etc, y luego hablamos de amor. Porque cuando termine este gobierno abusivo y corrupto, y haya comida y seguridad en las calles, automáticamente todo el mundo estará incluído, estén o no de acuerdo. A menos que con ese cuento de la inclusión y el diálogo, lo que pretendan es convencer a los barrios de que esta vez si bajen y nos terminen el trabajito.


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(*) Doublethink, o doblepensar:
"Doblepensar significa el poder, la facultad de sostener dos opiniones contradictorias simultáneamente, dos creencias contrarias albergadas a la vez en la mente. El intelectual del Partido sabe en qué dirección han de ser alterados sus recuerdos; por tanto, sabe que está trucando la realidad; pero al mismo tiempo se satisface a sí mismo por medio del ejercicio del doblepensar en el sentido de que la realidad no queda violada. Este proceso ha de ser consciente, pues, si no, no se verificaría con la suficiente precisión, pero también tiene que ser inconsciente para que no deje un sentimiento de falsedad y, por tanto, de culpabilidad." (Wiki)

(**) Doublespeak:
Doublespeak es un lenguaje que deliberadamente disfraza, distorsiona o revierte el significado de las palabras. Puede tomar la forma de eufemismos, en cuyo caso su función principal es hacer la verdad más digerible. También se refiere a la ambigüedad intencional en el lenguaje o a inversiones en el significado, en cuyo caso disfraza la naturaleza de la verdad. (Wiki)