jueves, 5 de abril de 2012

Romeo, Donde estás que no te veo?

En la vía Flaminio vive un gato llamado Romeo. No es de nadie: es de la zona. O más bien, es de todos. Resulta que un día, Romeo, tratando de cazar un pajarito, se subió hasta una rama de un árbol muy alta, más de tres metros de altura, y luego no se podía bajar. El pobre tuvo que pasar la noche ahí, y sin poder cazar al pajarito, además. Al día siguiente, los vecinos empezaron a preocuparse por Romeo, así que trataron de bajarlo pero estaba muy alto y no lo alcanzaban. Eventualmente tuvieron que llamar a la alcaldía, quienes diligentemente enviaron a un equipo de rescate y para la noche, Romeo estaba sano y salvo, arropado en una toallita azul y comiendo atuncito con arroz.

Esta historia es totalmente cierta. Bueno, tal vez el color de la toallita me lo he inventado, pero el resto es verdad. Esta noticia salió en el periódico de Roma (La Repubblica), tanto el día en que los vecinos reportaron el siniestro a las autoridades, como el día en el que bajaron a Romeo del árbol. 

Estando en Caracas vi una película en la que dijeron que Roma era la ciudad de los gatos. Estando aquí he comprobado que en verdad lo es. Los italianos aman a sus mascotas. Los llevan para todos lados: a hacer mercado, a almorzar a la pizzería, al centro comercial, al museo... En algunos locales los dejan entrar, y en otros los estacionan en un espacio especial llamado "Dog Parking". Obviamente Dog, porque a quién carajo se le ocurre sacar a un gato a pasear con una correa. Las tiendas de mascotas son inmensas y parecen zoológicos. Hacen exposiciones y eventos especiales en los parques. Hasta los mendigos tienen mascotas, que usualmente se ven en mejor estado que ellos mismos. No he visto un solo perro callejero, y casi nadie tiene perros de raza: la mayoría de las personas tienen perritos amarillos feísimos. Sin embargo, gatos hay por todos lados. Los romanos parecen egipcios con los gatos. Los gatos italianos son gordos y peludos, y tienen los ojitos muy juntos y cercanos a la nariz, lo que les da un aspecto ligeramente tonto. Tanto los callejeros como los de casa andan sueltos por la calle, y son dueños de la ciudad. El coliseo tiene un par de gatos legendarios. Uno de ellos es negro y se puede ver en muchas de las postales relacionadas con el lugar. En el  centro, en el Area Sacra de Largo Argentina, existe incluso una zona protegida para ellos. Aquí todos los felinos son cuidados y atendidos, sin importar su procedencia o su estado, por una asociación de voluntariado. Todos son alimentados, curados, esterilizados y se pueden adoptar. Los gatos que viven en la calle en esta zona también reciben comida y cuidados. Es, como quien dice, el VIP del paraíso gatuno. 

George, nuestro gato, siempre ha sido un alma libre. En Caracas, ya había recorrido un par de urbanizaciones con su estilo cauteloso-paranoico, y aunque no es peleón ni suele desaparecerse, le gusta darse sus buenos paseos todos los días. Nuestro apartamento actual está en planta baja, así que tiene la oportunidad de entrar y salir cuando quiera. (Bueno, ahorita que es primavera, porque en invierno tenía que hacer todo un proceso de negociación para que le abriéramos la ventana). Atrás de mi edificio hay una iglesia con un enorme jardín, a donde él se va a jugar con sus amigos gatunos de la urbanización, y regresa luego, inmundo y muerto de hambre, a echarme el cuento de lo que hizo. Esto es literal: cada vez que entra se me sienta al lado a hacer ruiditos y miaulladitos durante unos minutos. Exceptuando el retorno de las siete de la noche, en el cual se me monta encima y se echa una siestita. El gato es feliz. Al principio me angustiaba un poquito que andara por ahí y se fuera a perder, él tampoco habla bien italiano. Pero ahora ando tranquila. Resulta que no he podido llevarlo a mejor destino. >^..^<


1 comentario:

Lucre Sampietro dijo...

La peli que vimos que muestra ésto de los gatos en Roma es "El Rito", con Anthony Hopkins (es una de exorcistas). Me encantó lo que nos contas de los gatos y mascotas en general. Gracias Vanessa!