sábado, 10 de marzo de 2012

Cachitos de Jamón para el alma

Cuando estábamos en Caracas, mi esposo y yo comentamos más de una vez qué comidas íbamos a extrañar de nuestro país. Siempre mencionábamos las arepas, los perros de Las Mercedes, el pan de canilla recién horneado, las parrillas, el Diablito, las galletas María, las hallacas, los quesos locales, y los cachitos de jamón. 

Una vez en Roma, hemos determinado que las arepas que hacen falta son las de arepera, ya que las hechas en casa no nos han faltado. La Harina Pan se consigue tanto nacional como importada (nacional marca Farine Magique, e importada, la amarillita que antes era nuestra y ahora es colombiana). Es más cara porque aquí no está regulada, pero es totalmente accesible. Los perreros de calle aquí simplemente no existen, así como el Diablito y las galletas María, y no hay esperanzas en ese departamento. Las parrillas suculentas y generosas como se comen de aquel lado del charco, pues de este no tanto, ya que por un lado aquí los precios de la carne son bastante elevados, y por el otro, la gente no es demasiado carnívora. Pastívora quizás. Y se inclinan mucho por alternativas como la ternera y el cochino, incluso caballo comen. Después de probar como 9 tipos de pan, finalmente dimos con uno que es bastante decente, ya que les comento que en Italia a la gente le gusta el pan con la concha dura, tipo campesino, y el pan se debe comprar caliente y consumirlo enseguida. Eso de guardar pan para el desayuno no se estila. Si quieres pan para desayunar, tendrás que volver a salir, porque el que te quedó de anoche lo puedes usar para construir un edificio. Por lo menos es ridículamente barato: por un Euro te dan un pan del tamaño de un Cocker Spaniel. En lo que a hallacas se refieren, en diciembre sobraron: la mayoría de los venezolanos residentes por aquí hicieron y ofrecieron sus deliciosos productos caseros. Un poco caros para mi bolsillo, pero de todas maneras, como la mejor hallaca la hace mi mamá, no importaba el precio porque yo la que quería era mi receta casera. La cual, gracias a mi bella madre, ya me llegó en forma de cuatro hallacas congeladas dentro de la última maravillosa maleta de contrabando, en la cual venían además un montón de latas de Diablito, Cheeze Wheez (el cual nunca contabilizamos pero una vez aquí, lo extrañamos), dos kilos de queso amarillo de ese que usan en las areperas, dos viudas de la Casa del Llano con una ración de pernil, (si, arepas de arepera!!! dos rumberas!!! absolute win!!!),  una botellita de ron que se acabó el mismo día, y un montón de regalos adicionales, incluyendo un par de chancletas plateadas que ni las Kardashian. (Chiste interno). 

Dirán que por qué el queso, si en Italia sobran los quesos maravillosos. Es cierto, aquí hay un montón de quesos estupendos, pero son tantos y tienen nombres tan raros que aún no logramos conseguir el correcto. Por un lado, los más comunes son quesos de sabor fuerte, como el parmesano o emmental. Por el otro, están los mozzarellas (que son increíblemente frescos) y una gran variedad de quesos dulces y sin sal (saben a plástico). Estoy segura de que por ahí hay un amarillito que me sirva, pero aún no se como se llama. Y de quesos llaneros, obviamente ni la sombra. Aunque el otro día localizamos un quesito rumano que podría sustituir al queso blanco salado.

Después de esta maleta maravillosa que nos alegró el año, ya nuestra lista de deseos para el año nuevo quedó bastante satisfecha. Pero chequeando la lista, nos dimos cuenta de que no se nos ocurrió pedir que nos mandaran cachitos de jamón. (Mi papá me mata si los mando también a una panadería). Así que buscamos en internet, y después de revisar varias recetas, nos pusimos manos a la obra. Les advierto que la receta es larga y complicada, pero el resultado, sobre todo para los que no tenemos la facilidad de decir "ay que ladilla, prefiero ir a la panadería y comprarlo hecho", es bastante satisfactorio. De hecho, nos quedaron tan buenos que durante unos instantes analizamos la posibilidad de llegar a la panadería con el cachito envuelto para regalo, y entregárselo al panadero hechos los locos, a ver, como quien no quiere la cosa.  

Será para la próxima. De este batch de cachitos venezolanos, solo quedaron los platos sucios.

PD: La receta la pueden encontrar aquí (lo prometido es deuda!):
http://vanesaurus.blogspot.com/2012/03/receta-de-cachitos-de-jamon.html

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