jueves, 17 de enero de 2008

Hombrillo darwiniano, o la Evolución Patriótica

Definición
Antes que nada, es preciso definir el hombrillo venezolano. En este país, querido lector inexistente, la palabra hombrillo se refiere al canal auxiliar que existe en algunas autopistas y carreteras.
Sin embargo, producto de la evolución psicológica de los venezolanos, esta definición se ha ido ampliando hasta adoptar diversas y originales formas, y aparecen hombrillos en los sitios más inesperados.

Origen del hombrillo en Venezuela
Producto de nuestra idiosincracia del más "Vivo", el primer hombrillo venezolano se creó cuando el primer funcionario público exigió la "habilitación" de un documento, y el ciudadano voluntariamente se la pagó. De la misma vertiente viene el "yo no voy a ser el más pendejo", cuando los demás ciudadanos automáticamente pagaban la habilitación para evitar hacer la cola.
Curiosamente, todos terminaban haciendo la misma cola, pero ahora tenían que pagar.

Evolución del hombrillo
La larga sucesión de gobiernos populistas y sin continuidad alguna propició la evolución de la simbología hombrillística. Los subsidios a la población, presentes en nuestra dieta diaria, fueron el ingrediente perfecto para sazonar ese sabroso guiso de la corrupción nacional. En una ocasión escuché a una mujer decir, en una entrevista en el noticiero del mediodía, que "llevaba 15 años damnificada". El hombrillo de la vivienda: en 15 años ella no había hecho absolutamente nada por su propio bienestar, y seguía esperando que el Gobierno viniera a entregarle las llaves de su nuevo rancho.
A este hombrillo se le fueron sumando otros igual de destacados y pintorescos. Como por ejemplo la felicidad de los empresarios nacionales ante las protecciones a la industria nacional durante 15 años: ya sus empresas no tenían que ser competitivas, pues la población estaba obligada a adquirir sus productos deficientes ante la falta de opciones.
El hombrillo más importante dentro del recorrido histórico de la Venezuela moderna está constituido por el denominado movimiento chavista. Chavez y su ideología sintetizan perfectamente el concepto del hombrillo nacional. Como ejemplo fácil tenemos a las Misiones: hombrillo en efectivo. Aunque no lo crea, en la modernidad del realismo mágico venezolano actual es casi imposible conseguir personal poco calificado (domésticas, manicuristas, cajeras, etc.) ya que estas chicas y chicos optaron por inscribirse en cualquier misión y dejar de trabajar. (En vez de inscribirse en una misión y trabajar, para mejorar su calidad de vida).

Durante estos años se ha observado un perfeccionamiento nunca antes visto de los hombrillos burocráticos: ahora hay que pagar para tener derecho a hacer la cola. Si no me cree, vea en los clasificados de los viernes como hay personas que ofrecen sus servicios para obtenerle una planilla de CADIVI o una cita para sacarse el pasaporte.

Y como los venezolanos aprendemos del ejemplo y contamos con un alto sentido del patriotismo, nos hemos convertido en fans del hombrillo, sublimándolo a tal extremo que en ocasiones, la gente crea el hombrillo donde es físicamente imposible. Se usa para todo: en la familia, en el trabajo, en la política, para citar solo algunos ejemplos. Sin embargo, los venezolanos hemos defendido nuestro orgullo patrio y hemos mantenido y mejorado nuestra actitud hombrillística-automovilística.

El hombrillo de la autopista es el ejemplo más bonito de nuestra soberanía nacional: todos, sin distingo de educación, clase, afiliación política, ideología o religión, usan el hombrillo apenas sienten el resquemor de una cola. Sin darse cuenta que este acto es el que va a formar una verdadera cola en algunos minutos, se puede observar los vehículos como se lanzan en un bonito ballet acelerando como cochinos salvajes en una verde pradera. En ocasiones he visto a estos flamantes cochinillos pasar por el hombrillo entre los conos que colocan los fiscales para evitarlo, resplandecientes en su movimiento ondulante, demostrando una pericia incomparable. Ni hablar de los hombrillos creados en las bifurcaciones! Ese triángulo blanco, símbolo inequívoco de la cultura nacional, es la síntesis de todas las estrellas de nuestra bandera: ¿quien no se llena de orgullo patrio ante tal espectáculo?. Y todo aquel que haga cola para comprar algo, entrar a un evento, o más bien: todos los que esperamos nuestro turno, nos vemos enfrentados con la idiosincracia del hombrillo como si golpeáramos la cabeza contra un muro de hielo.

A veces, este lado del muro, es muy solo. Nadie quiere a los apátridas.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Falta de autoridad, al menos en el caso del hombrillismo automovilístico. ¿Por qué los motorizados de ponen el casco cuando entran en Chacao?

Sin embargo, he pertenecido a esa raza en muchas oportunidades, cosa que me averguenza y trataré de evitar.

Heishiro

Anónimo dijo...

Esta forma de pensar y de actuar nos esta llevando cada y cada vez mas a la (disculpen la palabra) MIERDA, lo peor es que se vuelve tan descarado y descontrolado que se hace cotidiano y hasta legal, hoy me pasó algo "insólito", no es tan insólito ya que hablamos de nuestro país, tristemente, pero fue que estaba en una cola que se movía más o menos, en la Autopista Francisco Fajardo hacia el distribuidor de Prados del este/Las Mercedes - Altamira/Petare, cuando comienzan a pasar carros y carros por el hombrillo, muchas veces me pongo a bloquear a los que hacen esto para ver si algún día alguno entra un pelo en la reflexión y se da cuenta que por ahí no se debe circular, mientras lo estoy bloqueando, luces y luces parpadeando y cornetazos incontables, lo peor del caso es que se me pega una moto de INTTT (Instituto de Transporte y transito terrestre) sí mal no recuerdo, o al menos eso debería ser, y al ver que el carro que va por el hombrillo casi me pasa por encima lo dejo pasar, la moto del INTTT o el funcionario mejor dicho se me pone a un lado y se me queda viendo y EXCLAMA (para ponerlo bonito) "BUENOOOOO, TU CANAAALL ES ESTEEEE" no se si lo que sentí fue asombro, arrechera o desilusión o una mezcla de las tres, pero se que eso me produjo decirle al "fiscal de transito" "COÑOOOOOOO EL HOMBRILLO NO ES UN CANAAALLL, ESTOY HACIENDO EL TRABAJO QUE TU DEBERIAS HACER Y TE ARRECHAS", el "fiscal de transito" aceleró su moto y se fue refunfuñando y me imagino que insultándome, fue bien triste. El país no necesita presidentes nuevos ni nada externo, necesita que todos nosotros usemos el cerebro, en donde cabe la moral, la ética y los valores para saber que carajo hacer y que no hacer, cuando sepamos usar esas tres pequeñas cositas sabremos si el presidente que tenemos es en realidad el causante de que estemos como estemos, sí solo fuésemos conscientes de que tenemos una vaina en la cabeza que sirve para tantas cosas increíbles aparte de diferenciarnos de los animales por darnos el raciocinio seriamos un país donde la gente viniera y no al contrario como está pasando se fuera a otros países a buscar oportunidad o a seguir cagándola por allá también.

Mi nombre es Carlos Arandia, tengo 22 años, soy venezolano.

vanesaurus dijo...

Carlos: te cuento que yo hacía eso también, pero dejé de hacerlo por cuestiones de salud. Un día una señora muy parecida a mi mamá casi me mata, maldijo hasta a mis futuras generaciones, y aún así no la pude parar porque tengo un carrito pequeño que no cubre suficiente espacio. El estado de nervios y alteración en que quedé fueron extremos y determinantes. Estoy segura de que para esa doñita, ese ES su canal, y la abusadora soy yo.
Cada vez que me monto en el carro pienso en aquello del país y el presidente que se merece y tal... y concluyo que ay! como lo merecemos!