Desde que soy chiquita he escuchado a todos los que me rodean decir que Venezuela es un país muy rico. Incluso está escrito en los libros de texto de primaria: "Venezuela es un país rico en recursos naturales renovables y no-renovables". Somos ricos en Petróleo, tenemos oro, diamantes, hierro, hermosas costas, montañas con nieve, selva; en fin: un sinfin de hermosas cualidades para aprovechar.
Por otro lado, también escucho con muchísima frecuencia que los venezolanos somos unos tipos increíbles, amabilísimos, que le tendemos los brazos a todo el mundo. Y que no somos flojos: si no, miren la cantidad de gente que hay en la calle a las seis de la mañana. No hay comparación para el calor de los venezolanos en ninguna parte del mundo.
En conjunto, se supone que tenemos todo lo necesario para convertir nuestros recursos en ventajas competitivas, y que no hace falta cambiar nada.
Otra creencia general (de los que nos oponemos al gobierno) es que el caos en el que nos encontramos sumidos en este momento va a desaparecer como arte de magia en el momento que saquemos a Voldemort. Que los constantes cornetazos en las calles, los insultos de carro a carro, las trabas burocráticas, los ahora imprescindibles sobornos a los funcionarios, los problemas de corrupción gubernamental, y los hombrilleros en general, son producto de las decisiones del gobierno. Que los que cometen las infracciones y los que nos hacen la vida miserable, día tras día, van a evaporarse en el aire apenas anuncien nuevamente "la cual, azzeptó".
Si usted es uno de esos ilusos, y desea seguir siéndolo, lo invito a que deje la lectura hasta este punto ya que mi cuento de hadas llega hasta aquí, y así seguimos siendo amigos.
Si insiste, lo invito a que haga una reflexión, pero luego no se queje.
Usted realmente cree que todos los que se comen el hombrillo o los semáforos son oficialistas? Que la corrupción y la sinvergüenzura son monopolio del chavismo? Qué todos los que te insultan en la cola, te tiran el carro, se te colean en la farmacia y en el banco, y te maltratan, se van a ir junto con Chavez a vivir a Cuba? He escuchado y leído cientos de veces que los chavistas no son venezolanos, que el país lo perdimos a manos de esos... Ah pues, si no son venezolanos, entonces qué son? Orcos de Mordor?
Le tengo más noticias: si esta noche desaparecieran todos los oficialistas de este país, mañana igual le tirarán el carro, se le colearán en el banco, lo insultarán en alguna tienda y llegará amargado a su casa por culpa de la vieja abusadora que da la vuelta en U en donde no debe. Esa actitud, esa falta de inclinación por las reglas y por el respeto al prójimo, son precisamente los que nos han llevado al punto en el que estamos. La flojera mental, el hombrillismo, el desorden y el atropello, se han convertido en las características principales del venezolano. Tanto es así, que estamos estigmatizados en los países que frecuentamos. Llegamos con una marca en la frente, con la cruz de ceniza de los Aurelianos, y al igual que ellos, ya no importa qué hagamos, no nos la podemos borrar. Dicen: "llegaron los venezolanos a llevarse los dólares y la leche". (Supongo que ahora estarán diciendo la leche, la carne, el pollo, los huevos, el papel higiénico...) No nos quieren dar habitaciones porque las destrozamos y las dejamos inmundas. No nos quieren abrir cuentas bancarias porque la procedencia del dinero es dudosa. No nos aceptan en los casinos, y las aduanas cada vez son más duras con nosotros. Nos consideran unos nuevos ricos balurdos, y no nos quieren. Y personalmente, no los puedo culpar.
En los ochenta, la llegada de los venezolanos se asociaba con el derroche y la extravagancia. Eramos unos seres bonachones, ligeramente ingenuos, y usualmente nuevos ricos, que llegábamos rebosantes de ropa de marca nuevecita a gastar como desaforados en cualquier destino. No es la percepción más ideal como sociedad, pero al menos éramos bienvenidos.
¿También me va a decir que los únicos que viajan al exterior son los oficialistas?
Estamos claros que las distorsiones que se presentan en la actualidad producen muchos de estos efectos, sin embargo el comportamiento abusivo e irrespetuoso de las normas es consecuencia de nuestra falta de capacidad para convivir en sociedad. La gente abusa por costumbre, y la única norma en la que creen es en atropellar al prójimo. El maltrato del vecino como medio de supervivencia. Al que no me crea, que agarre la autopista a las 6 de la tarde en cualquier dirección que quiera, que se monte en el metro (estación Plaza Venezuela, a las mismas 6 de la tarde), o que haga la cola para almorzar en cualquier sucucho del CCCT. Como verá, no se tiene que ir muy lejos, eso si: no me responsabilizo por daños y perjuicios.
Por todo lo antes expuesto, no entiendo cuando la gente me habla de lo maravilloso que es el venezolano, y de como esta calidez no la voy a encontrar en ningún otro país. A menos que se refieran a la calidez que me da en el rostro cada vez que agarro una arrechera porque alguien se me coleó (solo el día de hoy sentí tres veces esa calidez), o a la calidez de una úlcera vibrando porque me quitaron el puesto que esperaba para estacionarme, la verdad, es que yo no recuerdo que el venezolano haya sido así alguna vez.
Los niños creen en cuentos de hadas. Y aparentemente, los venezolanos también.
Por otro lado, también escucho con muchísima frecuencia que los venezolanos somos unos tipos increíbles, amabilísimos, que le tendemos los brazos a todo el mundo. Y que no somos flojos: si no, miren la cantidad de gente que hay en la calle a las seis de la mañana. No hay comparación para el calor de los venezolanos en ninguna parte del mundo.
En conjunto, se supone que tenemos todo lo necesario para convertir nuestros recursos en ventajas competitivas, y que no hace falta cambiar nada.
Otra creencia general (de los que nos oponemos al gobierno) es que el caos en el que nos encontramos sumidos en este momento va a desaparecer como arte de magia en el momento que saquemos a Voldemort. Que los constantes cornetazos en las calles, los insultos de carro a carro, las trabas burocráticas, los ahora imprescindibles sobornos a los funcionarios, los problemas de corrupción gubernamental, y los hombrilleros en general, son producto de las decisiones del gobierno. Que los que cometen las infracciones y los que nos hacen la vida miserable, día tras día, van a evaporarse en el aire apenas anuncien nuevamente "la cual, azzeptó".
Si usted es uno de esos ilusos, y desea seguir siéndolo, lo invito a que deje la lectura hasta este punto ya que mi cuento de hadas llega hasta aquí, y así seguimos siendo amigos.
Si insiste, lo invito a que haga una reflexión, pero luego no se queje.
Usted realmente cree que todos los que se comen el hombrillo o los semáforos son oficialistas? Que la corrupción y la sinvergüenzura son monopolio del chavismo? Qué todos los que te insultan en la cola, te tiran el carro, se te colean en la farmacia y en el banco, y te maltratan, se van a ir junto con Chavez a vivir a Cuba? He escuchado y leído cientos de veces que los chavistas no son venezolanos, que el país lo perdimos a manos de esos... Ah pues, si no son venezolanos, entonces qué son? Orcos de Mordor?
Le tengo más noticias: si esta noche desaparecieran todos los oficialistas de este país, mañana igual le tirarán el carro, se le colearán en el banco, lo insultarán en alguna tienda y llegará amargado a su casa por culpa de la vieja abusadora que da la vuelta en U en donde no debe. Esa actitud, esa falta de inclinación por las reglas y por el respeto al prójimo, son precisamente los que nos han llevado al punto en el que estamos. La flojera mental, el hombrillismo, el desorden y el atropello, se han convertido en las características principales del venezolano. Tanto es así, que estamos estigmatizados en los países que frecuentamos. Llegamos con una marca en la frente, con la cruz de ceniza de los Aurelianos, y al igual que ellos, ya no importa qué hagamos, no nos la podemos borrar. Dicen: "llegaron los venezolanos a llevarse los dólares y la leche". (Supongo que ahora estarán diciendo la leche, la carne, el pollo, los huevos, el papel higiénico...) No nos quieren dar habitaciones porque las destrozamos y las dejamos inmundas. No nos quieren abrir cuentas bancarias porque la procedencia del dinero es dudosa. No nos aceptan en los casinos, y las aduanas cada vez son más duras con nosotros. Nos consideran unos nuevos ricos balurdos, y no nos quieren. Y personalmente, no los puedo culpar.
En los ochenta, la llegada de los venezolanos se asociaba con el derroche y la extravagancia. Eramos unos seres bonachones, ligeramente ingenuos, y usualmente nuevos ricos, que llegábamos rebosantes de ropa de marca nuevecita a gastar como desaforados en cualquier destino. No es la percepción más ideal como sociedad, pero al menos éramos bienvenidos.
¿También me va a decir que los únicos que viajan al exterior son los oficialistas?
Estamos claros que las distorsiones que se presentan en la actualidad producen muchos de estos efectos, sin embargo el comportamiento abusivo e irrespetuoso de las normas es consecuencia de nuestra falta de capacidad para convivir en sociedad. La gente abusa por costumbre, y la única norma en la que creen es en atropellar al prójimo. El maltrato del vecino como medio de supervivencia. Al que no me crea, que agarre la autopista a las 6 de la tarde en cualquier dirección que quiera, que se monte en el metro (estación Plaza Venezuela, a las mismas 6 de la tarde), o que haga la cola para almorzar en cualquier sucucho del CCCT. Como verá, no se tiene que ir muy lejos, eso si: no me responsabilizo por daños y perjuicios.
Por todo lo antes expuesto, no entiendo cuando la gente me habla de lo maravilloso que es el venezolano, y de como esta calidez no la voy a encontrar en ningún otro país. A menos que se refieran a la calidez que me da en el rostro cada vez que agarro una arrechera porque alguien se me coleó (solo el día de hoy sentí tres veces esa calidez), o a la calidez de una úlcera vibrando porque me quitaron el puesto que esperaba para estacionarme, la verdad, es que yo no recuerdo que el venezolano haya sido así alguna vez.
Los niños creen en cuentos de hadas. Y aparentemente, los venezolanos también.
3 comentarios:
Yo en realidad no creo que el caos en que estamos sumidos va a desaparecer cuando se vaya el loco este. El problema que tenemos en el país es generalizado. Comparándolo con el cuerpo humano, no creo que tengamos una gripe. Pareciera Lupus. Aqui están fallando muchísimas cosas, y no creo que exista UN solo remedio.
Los que nos comiamos el hombrillo somos venezolanos todos. Ahi no entra la politica. La corrupción ha existido desde que tengo memoria, y la forma de manejar pareciera una enfermedad que poco a poco empeora.
De hecho, en muchas oportunidades he deseado tener una cámara y pararme en un semáforo cualquiera y filmar lo que pasa todas las veces que cambia la luz a rojo, y postear en Internet los videos de cuando los carros siguen pasando como si la luz siguiera en verde. O la famosa intersección de la Francisco de Miranda y la principal del Country Club, donde los carros que vienen por la Francisco de Miranda en un canal de 2, hacen hasta 4 canales para meterse hacia las mercedes. Eso no se va a eliminar con que el loco se vaya, sino hasta que efectivamente todos tomemos conciencia de lo que estamos haciendo y comencemos a comportarnos civilizadamente. Por otra parte están las leyes que no se cumplen y no existe autoridad, o capacidad de las autoridades, para ejercerla eficientemente.
Siempre me viene a la mente algo que me dijo una cliente colombiana. Lo que me dijo tenía que ver con el tráfico, y era que a ella le parecía insólito como en los "embudos", pasaba un carro de un lado y otro del otro. Que eso no pasaba en Colombia. No sé si es cierto o no, pero yo lo he visto aquí, y lo he practicado siempre que he podido.
Creo que la calidez de los Venezolanos no está precisamente ahi en el tráfico, sino en la diferencia de trato en otras circunstancias comparado con otros países. Cuando alguien se cae en la calle, cuando alguien pide una dirección, cuando estás en el supermercado comprando, cuando estás en una fiesta, cuando estas en un apuro.
Pero eso creo que no es un problema "Venezolano", es un problema de la civilización, generación, tiempos, etc.
Siempre van a haber situaciones en las que vamos a sentir molestia, vamos a ver abusos y vamos a ver como pisotean a alguien mas. No he vivido en otros países, solo he ido de turista como 2 veces en mi vida, y de verdad que con todo y lo que pasa, aún prefiero este cuento, no de hadas, solo cuento.
Heishiro
"Los niños creen en cuentos de hadas. Y aparentemente, los venezolanos también."
Absolutamente.
Como parte de un proyecto de supervivencia personal y en base a tus mismas observaciones (si lo tenemos todo ¿por qué?), hace dos o tres años le pregunté a un montón de extranjeros latinoamericanos cómo nos veían. En serio.
Sus respuestas (en especial, las de los argentinos y los cubanos), aunque incompletas o inexactas, fueron esclarecedoras. Al parecer, somos una deliciosa raza maldita.
pues, desde un punto de vista muy bogotanizado (si es que asi estaria bien decido :P) te puedo decir honestamente que lo que me molesta no es la opinion que tienen afuera de los venezolanos, sino lo que hace un venezolano cuando se entera que asi lo ven.
no se si te pasara Mrs Mclaren Mercedes, pero cuando alguien habla mal de tu escuderia sales prontamente a rechazar tal comentario y decir algo a favor... al fin y al cabo es tu Escuderia.
pues los venezolanos que he encontrado en colombia, les vale mierda como los vea todo el mundo. al fin y al cabo como una vez me dijo uno: "yo tengo petroleo y tu no" if you can believe that.
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